domingo, 24 de octubre de 2010

Ibáñez en Córdoba, de forma completamente inesperada

Pues así es. Parece que dentro de el tour de firmas que se está pegando el maestro, el culo de Españ... digo... mi amada ciudad, entraba.

Alguna vez he mencionado como la organización de eventos en Córdoba y como llevan todo las administraciones me parece una puta mierda, denegando proyectos y presupuestos a sacp, pero es que el hecho de que no haya habido NADA para promocionar dicho evento fuera de internet, del cual me entere de chiripa una semana antes, clama al cielo. No hace falta que diga lo que pienso de mi "querida" Cordosiesa. En fin...

La cuestión es que ayer, 23 de Octubre de 2010, Ibáñez se personó en El Corte Inglés de Córdoba para firmar ejemplares de la obra.

Sobra decir que una caterva de fans enfervorecidos nos fuimos para allá (en serio, la cola CASI DABA LA VUELTA AL RECINTO), entre ellos mi amigo Quintana, alias Chespiro, del blog amigo "Corra jefe corra", Franchesk de "Trailer fotográfico" y malvado amigo en "Ediciones Malvadas", Marcos Cañas, otro malvado amigo que lleva el blog "En Amarcord", así como unos cuantos amigos más.

Ibáñez cumplió con su tradición de llegar un poco antes al evento, personándose un cuarto de hora antes de las seis de la tarde, hora a la que se supone debía empezar todo.

Aguardando mi turno, pude escuchar la conversación del maestro con mis compañeros, y de como bromeaba sobre que "tras llevar veintiseis horas dibujando Mortadelos, que te llegue el nieto diciendole al yayo que le haga un Mortadelo, y es que lo mataría oigan" (le salen solas las frase que usa en sus obras, je).

Antes de atenderme a mi, primeramente le firmó a mi hermano Dani un ejemplar de "y van 50 tacos", y por supuesto el momento se inmortalizó con una foto:



Finalmente llegó mi turno, que como buen caballero, cedí a los demás siendo yo el último (en realidad es que llegué el último...), y casi me desmorro contra el stand, que parecía estar a ras de suelo desde la vista de la cola, pero que estaba sobre un escalón lo suficientemente pequeño como para no ser visto desde el fondo y sorprender a despitados como yo. Lógicamente, Ibáñez, graciosillo el, comentó que mas valía que no me dejase la crisma allí "que si no se iba a quedar sin otro cliente" (nuevamente, ejemplo de un tipo de gag común en sus obras, aunque el tortazo fue real, y no, NO hay foto ni vídeo del mismo).

Por supuesto, esta vez no me iba a pasar como en Barcelona con la maldita prisa, así que procedí a las fotos en cuestión, ya que esta vez estaba decidido a inmortalizar el momento.





Y, atención que aquí viene el bombazo: cuando le llevé mi álbum de "Impeachment" para que me lo firmase, a mí no me dibujó un Mortadelo ni nada tópico. Cuando dije que estaba dispuesto a resarcirme por lo de Barcelona, lo dije en serio, asi que, como suele ser costumbre en mi persona, yo que siempre soy el "abogado de pobres" al que le gustan los personajes menos conocidos, le pedí, por segunda vez que me dibujase al Director General de la TIA, personaje bastante poco usado, excepto en los números mas recientes donde suele salir mas a menudo. Y, aunque reconozco que en principio pensé que, fiel a su personaje, iba a pasar y a dibujarme un Mortadelo, CONSEGUÍ QUE ME DIBUJASE AL DIRECTOR GENERAL. A pesar de que todo el mundo piensa que no existía tal personaje y que si su aspecto coincidía varias veces era por manos ajenas, Ibáñez le reconoció como personaje, argumentando que muchas veces dibujaba otros directores generales porque "no se acuerda de sus propios personajes aparte de Mortadelo y el otro", aparte de mostrarse sorprendido por mi elección de personaje, a lo que yo argumenté que era simplemente porque "me caía bien el hombre".

Naturalmente no faltaban los estudiosos de Mortadelo mas clasicotes quienes se negaban a aceptar que yo había conseguido que me dibujase al director general como personaje, y menos aún que este lo era y no solo un simple arquetipo (dícese, Chespiro), que se empeñaban en recalcar la frase de que "Ibáñez no se acuerda de sus personajes" como prueba irrefutable de que el director general como tal no existe. A lo cual yo argumento que efectivamente, el propio Ibáñez usa el arquetipo de director según le conviene, pero que sí que hay UN director general (cumpliendo con la tradición de que el cargo del personaje sirve para referirse a el sin necesidad de darle un nombre, como al "Presi" de Sacarino).

Vale que yo hice un poquito de trampa, llevando a firmar un álbum en que saliese dicho personaje, y vale que es cierto que Ibáñez reconoció que en ocasiones se atiene al arquetipo porque no se acuerda del personaje (nunca lo he negado, de hecho), pero es absurdo negar que el tipo del bigote blanco que se cabrea con el Súper es un personaje recurrente.

Puede que los estudiosos de Mortadelo tengan las teorías, pero yo tengo LA PRUEBA



EL DIRECTOR GENERAL EN TODO SU ESPLENDOR, RETRATADO POR LA PLUMA DE IBÁÑEZ. YYEEEEEEEAAAAAAAHHHHHHHH!!!!!!

Claro que de todas formas, teniendo en cuenta que esto lo leen cuatro gatos y que Chespiro es mas conocido que yo en la blogosfera esa, está claro a cual de los dos va a creer la gente, pero bueno ¿quién quiere la fama teniendo la razón? Si total, no se puede tener todo en esta vida...

Terminando el evento, no pude evitar fijarme en que también estaba por allí presente el editor Manuel de Cos al que ya ví junto a JAN en el Salón del Cómic de Barcelona de este mismo año. Hice una sencilla apuesta con mis compañeros, basada en apostar por si De Cos se acordaría de mi o no.

Y no ganó ni una parte ni otra (ni yo, ni todos los demás) ya que aunque no se acordaba del todo, sí admitió que le sonaba vagamente, mayormente porque recordaba la anécdota de "¡Spin off para Hólmez, ya!", y procedió a pedirme disculpas entre risas, a lo que obviamente le respndí que no había por qué pedirlas, con la de gente que pasará por los stands en cada sesión de firmas. Y así, haciendo gala de su habitual cordialidad y carácter campechano, procedió a hacerse una foto con el grano de arena que es un servidor, por lo cual le estoy muy agradecido una vez mas. ¡Gracias Manuel!



En serio, este hombre es grande, y no lo digo sólo por sus dimensiones, malpensados

La tarde culminó con una agradable sesión de café entre los contertulios habituales, donde mostramos las compras que cada uno había hecho, las firmas de Ibáñez recibidas por cada uno, y donde Chespiro aprovechó para tocarme un poco las narices, vacilándome sobre como Manuel de Cos le recordaba a él pero no a mí (y lo peor es que debo reconocer que siempre que lo hace, lo consigue. Estúpido niño interior mio...)

En fin, eso es todo. Saludos eásmicos gente, y leed mucho.

PD: No te mosquees Chespiro, que ya sabes que cualquier posible atisbo de rivalidad es siempre amistoso.

Para los demás, podéis leer la cobertura del evento de mi amigo Chespiro en su blog "Corra Jefe Corra", enlazado en la columna de blogs amigos de la derecha.

viernes, 22 de octubre de 2010

De cómo el director general y el gendarme mayor cambiaron mi vida

Se tiene por verdad absoluta, que aquellas personas que leemos cómics somos seres anacoretas, alejados del mundo real, que viven en sus mundos imaginarios, alejados del contacto humano. Y, según en qué casos, algo de razón llevaban. Pero en medio de la amalgamia de personajes, universos e historietas que plagaban el mundo, llegaron dos dioses encarnados en tinta y papel, que demostraton que la vida merece la pena, y que el ser humano es capaz de lo imposible, de que incluso aunque te caigas de bruces, la misma caída ya es un avance, de que aunque seas derrotado siete veces, te recuperes ocho, etc.

Bajo sus aparentemente cotidianos quehaceres, hay dos HÉROES que dan sentido a tu vida una vez los conoces. Uno de ellos es El director General de la T.I.A.



NO, no confundir con genéricos como este de Casanyes

Si bien la TIA, tiene mil sucursales, y mil directores generales de distinta apariencia, yo me estoy refiriendo a EL director general, el hombre del bigote blanco, las gafas perpetuas y el abrigo cambiante (normalmente naranja o marrón), cuya mirada impenetrable infunde respeto, y que debería ser ejemplo a seguir. Es un hombre tan grande que hasta el iracundo Súper se arrodilla ante él, y que si quisiera podría detener él solito a todo criminal que ose atentar contra la seguridad nacional (entre ellos, los propios Mortadelo y Filemón).

Pero es un hombre magnánimo y en su infinita misericordia nos perdona a todos y nos acompaña en nuestras desgracias, como cuando la TIA andaba baja de fondos.



El no tendría por qué estar ahí, pero es lo suficientemente magnánimo

Pero eso sí, no le toquéis el nas...



¡Mal hombreeeeeee!

Y cómo no, también tenemos al Gendarme Mayor, jefe de Don Ángel, y el único con un poco de sentido común en ese barrio de locos. En un mundo donde el prejuicio y las apariencias son prueba mas que suficiente para acusar de todo a cualquiera (mayormente a Zipi y Zape), el GENDARME MAYOR (así, con mayúsculas) trae la cordura, el sentido común y la rectitud necesarias para que ese barrio de zumbados funcione, incluyendo al prejuicioso Don Ángel, el paterfamilias Don Pantuflo y demás seres abominables.


Porque aún queda gente con los huevos bien puestos

Puede que todos estéis pensando que son personajes menores en sus series: error, es que ellos, siendo conscientes de su magnitud, auto-limitan sus apariciones para no eclipsar al resto. El Director General y el Gendarme Mayor son como la Biblia, inspirados por dios pero plasmados por el hombre (Ibáñez y Escobar en este caso).

Lo mejor es que en su humildad, que tampoco conoce límites, asumen no ser perfectos y se enfadan como todo hijo de vecino. No niegan sus defectos.

Estos dos personajes son lo mas grande que le ha pasado al cómic español (junto al inspector Hólmez). Han conseguido que vea la vida de otra manera, me enseñaron que las dificultades se superan, y en resumen, convirtieron al colgado triste y solitario que yo era, en un colgado feliz y solitario.

Amén hermanos.

PD: Chespiro, te dije que lo haría.

miércoles, 6 de octubre de 2010

La superioridad del labriego sobre el hombre de ciudad en la obra de Ibáñez

Vaya, otro post sobre Ibáñez. Al final me cogerá inquina el hombre. En fin... que su obra y personajes siempre han dado (y darán) mucho que hablar nadie lo pone en duda. De hecho, desde hacía tiempo, quería comentar uno de los tópicos recurrentes que, incluso en la enormidad de blogs y artículos sobre Ibáñez que pueblan la internet esa, nadie ha tocado aún. Que yo sepa al menos.

Por todos es conocida la ira que caracteriza a todo personaje del universo ibañezco (salvo excepciones como Sacarino), que resulta en palizas, peleas, trifulcas, daños materiales y todo tipo de gansadas al menor detonante posible. Absolutamente todo arquetipo de personaje, construcción o situación se ha visto en alguna ocasión perjudicado por los arrebatos de los personajillos del maestro. Espera... ¿todos, todos? NO. Probablemente quede alguno, pero me voy a referir a uno en concreto, que parece estar en la frontera de lo que se conoce como "personaje intocable" (o en este caso, arquetipo intocable). Me refiero al estereotipo del labriego, del hombre de campo.

El hombre de campo representa la robustez, solidez y rectitud que le falta a los descerebrados que protagonizan las historietas. El labriego siempre lleva el estilo de vida mas sano, es el mas fuerte fisicamente, y el único capaz de toserle a las autoridades. Siempre que hay una trifulca, el hombre de campo saldrá victorioso. Si alguno de los personajes usuales monta en uno de sus habituales ataques de cólera contra un labriego, este saldrá victorioso.

En serio, simplemente repasad la obra. Es un tipo de gag tan común que creo que por eso mismo nadie le ha dado importancia pero a mí me despierta curiosidad. ¿Qué pretende decirnos Ibáñez? ¿Son los gags con labriegos una forma de decirnos que la sociedad se ha vendido a la cultura industrial y cosmopolita? ¿Es una alegoría a que el campo siempre es más sano (y de ahí que la gente de campo siempre sea más fuerte)? ¿O simplemente es que "siempre ha tenido mucha gracia" este tipo de chistes y no hay nada más? A raíz de ejemplos como los que voy a ponerles, juzguen ustedes.



Un labriego volcando el vehículo de Bruteztrausen y sicario en "El sulfato atómico". ¿Representa la lucha del obrero contra el poder establecido o es sólo un gag recurrente?



Ni siquiera la furia de final de episodio de Filemón es suficiente para tumbar a un labriego armado con un garrote en "La brigada bichera". Awesome.

Definitivamente demasiado fuertes. ¿Cómo diantres vas a volcar un 4x4 a mano pelada? Da que pensar. Sin olvidarnos de que hay álbumes enteros basados en la superioridad de los labriegos como el álbum "Los monstruos", donde casi siempre son los labriegos los que acaban con los bichos que dan nombre a la aventura.

Pero, para hacerlo todo aún más desconcertante, Ibáñez luego va e incluye excepciones que lo tiran todo por tierra... o terminan de confirmar la regla.




Esto que ocurre en "Deportes de espanto" hubiese matado o dejado en el hospital a cualquier otro pero NO A UN LABRIEGO



Un simple cantazo en la cabeza y mucho es. Es todo a lo que los peludos de ciudad pueden aspirar contra el todopoderoso HOMBRE DE CAMPO en "A Seúl en un baúl" de Chicha, Tato y Clodoveo.

Con todo, las ocasiones en que el labriego sale mal parado son un rara avis. Las únicas excepciónes reales vendrían a ser las historias de Rompetechos que transcurren en su pueblo, ya que si bien la mayoría de habitantes de por allí se ajustan al tópico descrito en este post, el principal personaje rural, el Tío Lentejo, suele ser la víctima de las equívocos de su cegato sobrino protagonista.

A todo esto, hay que añadir que además de los gags habituales, existen historietas que transcurren integramente en pueblos como, en el caso de Mortadelo y Filemón, "Lo que el viento se dejó" o la mas reciente "Marrullería en la alcaldía", y estoy seguro de que si bien, excepto los dos agentes y el trío de peludos, ningún otro personaje de Ibáñez ha vivido aventuras largas de manera oficial, muchas de sus historias cortas también suceden íntegramente en ambientes rurales (aparte de las citadas de Rompetechos), aunque mi memoria no alcanza a recordar los títulos concretos.

En cualquier caso, lo dejo a su elección: ¿Quiere el maestro decirnos algo con la aplastante fuerza física y salud de la gente del campo, o es sólo un gag recurrente?