martes, 2 de marzo de 2010

Mi visión sobre la obra de Ibáñez (II): Sacarino y los apócrifos

Continúo con otra reflexión sobre mi historia con la obra del maestro.

En este caso, no "criticaré a los que critican", sino que tiraré más por el lado personal, mostrando una de mis mayores decepciones (sí, algun día tenía que tocarme a mi también).

Mortadelo aparte, el maestro tiene una gran cantidad de series conocidas, míticas todas ellas, y como es de esperar, como fan de muchas de ellas, es una pena que, mayormente por exigencias del público (y de la eidtorial en según qué épocas) se ha tenido que centrar mucho mas en Mortadelo y Filemón que en las otras.

Pero, a modo personal, lo que me duele no es sólo ese hecho en si. Sino la limitación de formato que ha hecho que, no sólo se vean limitadas estas series en cuanto a cantidad, sino que nunca han evolucionado como sí lo han hecho Mortadelo y Filemón.

Si bien es verdad que series como Rompetechos o 13 rue del Percebe (o su equivalente en Tope Guay, 7 Rebolling Street) no pueden ni deben ir más allá de su propio esquema autoimpuesto (no tendría sentido hacer historias de 44 páginas sólo sobre errores oculares) sí es cierto que hay una serie en la que siempre me quedé con ganas de más: El botones Sacarino.



Por algún motivo, siempre pensé que las paridas del botones tenían mucha más cancha de la que le daban. En realidad, es cierto que es aplicable a todas las series ibañezcas, pero como he dicho, con las demás quedaría raro, pero, a pesar de que puede parecer difícil extender el caos de la redacción del "Aullido Vespertino" a entornos exteriores, y mucho menos de 44 páginas... ocurrió. Resultó que un buen día en mi tierna infancia, leyendo un Súper Humor de la época, dí con una historieta que me llamó muchísimo la atención: "El loco del Fuji-Yama".

Cuando leí esa historieta quedé maravillado. ¡era justo lo que mi lado fan de Sacarino deseaba! Y Nikko me caía bastante bien, así como la panda de sicarios del villano (Sukiyaki me mataba).

Todo eso cayó en el olvido durante años, escondido en mi subconsciente, y en la actualidad, ya de más talludito, comencé a ojear blogs y foros sobre cómic español y me enteré de todo el entramado de cómics de Ibáñez sin Ibáñez, dícese, los apócrifos de la época bruguera, que no pienso explicar aquí porque sería muy largo, ya hay un montón de sitios donde podéis informaros sobre el tema y porque todo éste texto parte de la base de que ya lo conocéis. La cuestión es que os imaginaréis mi reacción: "¡MI GOZO EN UN POZO!", especialmente cuando leí que había UN MONTÓN MÁS DE AVENTURAS LARGAS DEL BUEN SACARINO, aunque en algunas se notaba que eran apócrifas, o como pensábamos muchos de pequeños, de "Ibáñez en un día flojo", ya que la única que leí en la época, El loco del Fuji-Yama, tenía un estilo calcado (la mano mágica de Casanyes, que bordaba el estilo ibañezco).

Lo peor es que también había montones de historias cortas apócrifas de Sacarino (que también cantaban cosa mala, ya que al igual que las de Mortadelo, solían venir mezcladas con las originales en aquellos álbumes popurrí de la época) lo cual me hace pensar que quizá Sacarino sea, de las cinco series "principales" de Ibáñez, la menos aprovechada, ya que la mayoría de los Sacarinos oficiales, no pasan de las dos páginas a 6 planchas, o como mucho, de cuatro a cuatro planchas. Es una pena ver que está tan desaprovechada, limitada por su propio autor a historietas cortas donde cabía mucho más juego, aunque como dije en la entrada anterior sobre Mortadelo, no sé hasta qué punto es por deseo del autor o por obligación de centrarse en su serie estrella, la de los agentes de la TIA.

En realidad, Pepe Gotera y Otilio también tenían mucha cancha para hacer álbumes de 44 páginas, pero ni siquiera los apócrifos contenían historias largas de este dúo, y además, sin ánimo de poner a los apócrifos por encima de los originales (bastante follón le dieron a Ibáñez para que llegue yo y los reivindique), sí es cierto que historias como el loco del Fuji Yama y un buen puñado de las cortas me parecen excelentes Sacarinos por muy no oficiales que sean, que es lo que me hace plantearme realmente si esta serie no está desaprovechada por su creador. No me ocurre así con Pepe Gotera y Otilio, que a pesar de pensar que con ellos también hubiesen podido hacer historias largas, los apócrifos no se lo trabajaron mucho que digamos (de por sí, todos los apócrifos son relleno, pero con Sacarino al menos se molestaban algunas veces en que tuviese una calidad decente). Ejemplos como "El castillo de los Phelmacudy" (¿se escribe así?), apócrifa de Gotera y Otilio, demuestran lo que comento... buergh...

En pocas palabras, si bien no apoyo todo lo que Bruguera le hizo a Ibáñez, sí es verdad que hay algo rescatable de esa etapa oscura, y me hace plantearme si, con tanto favorecer a Mortadelo, Ibáñez no habrá descuidado sus otras series.

Una última reflexión: de sobra es sabido que Ibáñez ha descartado y descatalogado toda obra apócrifa sobre sus personajes, pero sin embargo, hay unos cuantos hechos por manos "negras" que sí han permanecido en Olé (La gomeztroika, El profeta Jeremías, El huerto Siniestro etc), pero se sabe muy poco sobre el desarrollo de éstas historietas: ¿acaso han sido consentidos porque a pesar de tener apoyo "negro", el dibujo o al menos el guión seguían corriendo de la mano del maaestro? ¿O acaso son totalmente "negros" y la ediorial pidió que se excluyese a unas pocas de esas historias apócrifas de la quema, que son las que ahora sobreviven en Olé?

Si alguien puede iluminarme en el tema, le estaría agradecido.

He resumido bastante esta entrada donde podría haberme extendido más, pero en resumidas cuentas, ésta viene a ser mi valoración sobre la obra de Ibáñez, que, si os fijáis, viene a ser un "ni tanto ni tan calvo": hay cosas que me gustan y cosas que no, series que no veo tan decadentes y otras que creo que no han alcanzado el techo al que podrían haber llegado.

Pero como mencioné al final de la entrada anterior, el sólo hecho de tener en su haber tanta obra de calidad y llevar tantos años en activo, le hace merecedor de todas las alabanzas posibles.

Te queremos Ibáñez.

Y ya que estamos, puede que me anime a hacer un repaso de la obra de Cera y la de Ramis, que, especialmente el primero, me parecen de lo mejor del cómic español, y que han sido un poco ignorados en comparación con otros autores considerados referentes del cómic nacional, quizá por ser de los más tardíos de la época como para ser considerados "clásicos". Pero igualmente se merecen mil alabanzas.

Por cierto, aún queda una parte final de este repaso personal de la obra del maestro, con un regalito que estoy terminando. Permaneced atentos.

Saludos eásmicos.

EDIT- Aclaraciónn gracias al amigo Chespiro: Pepe Gotera y Otilio y Rompetechos sí que han tenido tabién aventuras largas (aunque apócrifas, claro)